Resumen
Una luminaria de cinco religiones, Joseph de Egipto parece más grande que la vida. Bahá’u’lláh incluso se compara con “el
Divino Joseph” (Gleanings 103:4). Sin embargo, la presentación gradual de Joseph como un profeta menor también lo hace humanamente identificable en formas en que una Manifestación de Dios nunca puede ser. En Occidente, Shakespeare y la
Biblia han servido como caminos hacia el conocimiento, y su unión como un camino hacia la sabiduría. Esa afi rmación resulta
especialmente cierta al comparar la odisea de Joseph de convertirse con la de Edgar en King Lear. Tanto el profeta como el personaje ficticio, cada uno traicionado por su hermano, transforman la adversidad injusta en un crecimiento psicológico y espiritual.
Cada uno de ellos alcanza una soberanía
ejemplar de sí mismo por encima de sus reinos
temporales separados. Una comparación
de los dos ofrece una apreciación más
profunda del lugar prominente de Joseph
en las Escrituras, particularmente en los
Escritos de Bahá’u’lláh.
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