Resumen
La teología es intrinseca a la revelación bahá’í. A la vez que el modo de pensar del público demuestra tendencia de mirar con cierta sospecha la disciplina de la teología, la expresión y el campo de “La teología bahá’í” mantiene su validez y son indispensables. Se puede distinguir la teología originaria, es decir teología reveladora contenida en la Sagrada Escritura, a la teología derivativa (comentario), que resulta más relative y subjetiva. La relatividad de la verdad religiosa, no obstante de desempeñar un papel importante en apartar lo categórico en lo dogmático y en la promoción de diálogos interreligiosos, es por sí misma relative, corriendo por lo tanto el riesgo de tornarse en un nuevo absolute. La teología bahá’í es tanto apofática (negativa) como catafática (afirmativa). Explícito como fondo a la teología bahá’í está la teología apofática, negativa y abstruse de un Dios oculto antes de su manifestación. La apofática rechaza definir a Dios y rinde homenaje a Dios, lo guardando silencio respecto a la esencia divina. Si la apofática se atreve a hablar de Dios, lo hace por la via negativa, calificando a Dios mediante proceso de eliminación de lo que no es, en vez de afirmaciones referentes a lo que es. La esencia principal de la teología bahá’í es la teología de manifestación o la tecnología, es decir, una teología calculada con base en la comprensión de la realidad metafísica y de las enseñanza de la Manifestación divina. Esta teología de manifestación es catafática. La catafática se atreve a hablar de Dios pero reconoce que Dios está más allá de las analogías humanas utilizadas para calificar la divinidad. Es más, la teología bahá’í está basada en una fe arraigada en la persona de Bahá’u’lláh y Su revelación divina, tiene fuerte orientación metafísica, se abstiene de dogmatismo, y abraza la diversidad
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Derechos de autor 1992 J.A. McLean